Las repercusiones nocivas del ruido para la salud no son ningún tabú, pero además de aumentar los niveles de estrés, ansiedad e irritabilidad en nuestro sistema nervioso, también desempeña un papel importante en la disminución de la atención y capacidad de aprendizaje cognitivo.
«Se podría hipotetizar que los niveles de ruido a los cuales se exponen los chicos en las discotecas o escuchando música fuerte por auriculares podría llevar a déficit en la memoria y atención a largo plazo», argumenta María Zorrilla Zubilete (docente e investigadora de la Facultad de Medicina de la UBA). Y es que el problema radica cuando jóvenes adolescentes se exponen a grandes ruidos por prolongados periodos de tiempo y su capacidad de atención y aprendizaje se ve mermada.
La Universidad de Buenos Aires, en concreto, el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos realizó un experimento utilizando ratas de entre 15 y 30 días de vida (ya que se asemeja a edades comprendidas entre la niñez y adolescencia de un humano) donde expusieron a los roedores a altos niveles de ruido para estudiar su comportamiento.
Se designaron dos grupos de ratas; a las primeras se le sometió a una exposición de entre 95 y 97 dB (valor inferior al generado en un concierto) durante un periodo de dos horas. En esta primera fase se concluyeron que las ratas sufrieron daño celular en el celebro, en concreto en el hipocampo, zona del celebro que se encarga de la memoria y procesos de aprendizaje.
En segundo lugar, al segundo grupo de ratas, se le aplicaron ruidos de la misma intensidad que las primeras pero todos los días durante una quincena.
Al finalizar dicho periodo se pudo concluir que las ratas que presentaban daños más pronunciados eran las que habían estado expuestas a sonidos dañinos durante dos horas una sola vez. Se pudo deducir que las ratas encasilladas en el segundo grupo al presenciar estímulos más prolongados y al presentar un tejido nervioso en pleno desarrollo, fue auto regenerando sus lesiones, dicho fenómeno se denomina «plasticidad neuronal».
Cabe destacar que el experimento se realizó con ruido blanco, ruido que emite todas las frecuencias de sonido por lo que no ha sido posible descifrar exactamente cuáles son las que producen esta anomalía.