SILENCIOS QUE VUELVEN LOCO

SILENCIOS QUE VUELVEN LOCO

SILENCIOS QUE VUELVEN LOCO

12 febrero, 2014

Venimos argumentando en post anteriores que el exceso de de ruido es perjudicial para la salud, provocando diversos efectos en nuestro organismo y estado de ánimo.

No lejos de la realidad, hace siglos, grandes sabios ya postulaban premisas tales como “en el punto medio esta la virtud” esta frase, atribuida al gran Aristóteles, base de vida y equilibrio, resume a la perfección parámetros de nuestra vida como el que mostramos a continuación. Nada en su extremo es saludable

El silencio absoluto ¿Agudiza los sentidos? o ¿Enajena la mente?

camara aenoica roja
Un grupo de científicos crearon la “terrorífica” cámara aneicoica para unos famosos laboratorios de EE.UU con el fin de experimentar las reacciones del ser humano al encontrarse rodeado de silencio, concretamente -9 decibelios, ademas de entrar en el libro guiness de los record ya que esta cámara absorbe el 99.9% de los ruidos gracias a su composición; unas cuñas apoyadas en la pared recubiertas con materiales absorbentes y un grandísimo grosor en las paredes que la limitan.

Ahora bien, después de oír quejas continuas del ruido en las comunidades de vecinos, el ruido de la circulación, el ruido de las obras, etc. No nos queda la constancia de si nos gustaría que todos los ruidos que atañan nuestras vidas se redujeran a 0. El ruido aumenta la irritabilidad de las personas pero el silencio puede provocar trastornos mentarles.

Tras varias pruebas, el individuo que mas tiempo aguanto dentro del insonorizado habitáculo, lo hizo por 45 minutos antes de comenzar a padecer un gran desorden mental.

El silencio agudiza los sentidos por lo que cuando nos encontramos en medio del mas riguroso silencio el ser humano siente la necesidad de escuchar algún tipo de sonido, por insignificante que sea, y como en todas las ocasiones que exponemos nuestro cuerpo a situaciones limite, nuestro sistema reacciona de tal forma que comenzamos a oír elementos que nunca creeríamos oír como el latido de nuestro corazón, el paso de nuestra sangre o nuestro aparato digestivo. De esta manera se llega a un estado de enajenación mental el cual puede provocar alucinaciones entre otros síntomas.

Silencio, pero en su justa medida.